La fuerza de la vida
Dicen que la fuerza está en los músculos, que uno es fuerte cuanto más peso puede soportar. La fuerza tiene diversas unidades de medidas, cuantificadores para hacer comparaciones y jactarse de lo especial que puede ser uno. Dicen que la fuerza sólo se tiene después de mucho entrenar, después de haber sufrido sin hacer trampas. Pero todo esto queda en nada, cuando uno se queda perplejo ante la fuerza de tu voluntad.
Ahí estás tú, cargando con todo el mundo, que ahora subido a tu espalda te sientes minúscula e incomprendida. Ahí estás tú, sola ante miles de problemas y con uno infranqueable que sólo tiene una única solución. Ahí estás tú, con un futuro en forma de cadena que te espera si decides hacer lo socialmente correcto, algo que choca de frente con el camino de la vida que se abre ante ti. Pues la vida con cada una de sus vueltas va retorciendo las posibilidades hasta concebir la sorpresa más inesperada y lo que puede ser una alegría buscada, se convierte en una pesada sombra que transforma tu alegría en las lágrimas más saladas.
La fuerza está en afrontar el momento y decir al mundo lo que uno quiere. No importan los ojos extraños, porque criticar es sencillo, ya que en vida ajena todos podemos ser dioses de mortales destinos, pero cuando el problema se haya en nuestras manos, nos volvemos ridículamente infantiles, sabiendo que tenemos que afrontar las consecuencias de lo que somos y lo que deberíamos ser. Pues ahora hay que buscar esa fuerza interior, para restablecer la paz con uno mismo y obtener la mejor decisión, la que más nos acerque a aquello que deseamos ser.
Así que con el vientre revuelto, los pensamientos a mil por hora por la mente jugando entre el pasado y el futuro. El vómito casi en la entrada de la boca por la incomprensión de la vida que te pone a prueba y sin saber cómo reaccionar, de puntillas vas recomponiendo tu persona, uniendo los pedazos de quien te has ido formando durante todo este tiempo, para con la verdad de tu propio ser, saber de qué eres capaz. Porque lo que nunca imaginas es que el espejo te puede enseñar tu realidad física, pero en tu interior, sigues escondiendo mil maravillas.
Así que la soledad de tus pasos te lleva a la decisión que parece ser la más adecuada. En esa negrura que se instala en la vida, poco a poco vas abriendo el camino. Ahí es cuando te haces fuerte, porque de la nada has conseguido encontrar la decisión para hacerte valer como persona y esa fortaleza es el punto de inflexión que decide tu vida. No hay decisión más importante, entre la vida y la muerte, la propia y la ajena, la de encontrarse a uno mismo y saber que en esta vida, uno debe ser libre para tomar la próxima decisión, esa que se encuentra en la próxima esquina de la vida.
La fuerza eres tú. La fuerza es lo que te ha impulsado a levantar esa cabeza y sufrir entre lágrimas y dolores, para sostener a esa mujer que hoy puede leer estas letras. Porque en tu interior sigue latiendo la necesidad de realizarte día a día. Llegados a este punto, no necesitas valoraciones ajenas, tú controlas cada uno de los momentos de tu vidas y a veces juegas a dejarte llevar."
Publicado en 2015-07-23-16-37
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