Enredadera.
Esa obsesión, en tu interior, esa marea continua entre deseos y fracasos, entre alegrías y tristezas. Esa enredadera que visceralmente se aferra a cada uno de tus recuerdos, allí, creciendo en reflejo de tu rostro y de lo oculto que no expresa. Florece maldita, consumiendo esperanzas en infinitas ramas de un futuro que nunca llega, de un pasado arrastrado por cadenas insonoras, que sólo tintinean directo en tu corazón. Pesados pasos, avanzando o retrocediendo, entre imágenes, recuerdos confundidos entre la realidad y la ficción.
A cada impulso eléctrico que te mueve, dolor intenso que recorre cada uno de los sentido. Malditos ellos que nutren la enredadera de tu interior, estrangulando, ahogando el propio cuerpo consumido en abrazo solitario, ardiendo como llamas de antaño, danzando envolviendo tu piel, vestido de rojo intenso, de negro dolor, empequeñeciendo el propio ser. Desnudo y ardiendo, pesado y helado, cargado de dolor, marcado a cada instante, que ni fluye ni nace, que ni explota ni se hunde, que se expande llenando el vacío que dejó el anterior suspiro.
Publicado en 2014-04-20-13-00
Referencia: pivot/00297.php