28 de noviembre

 

Hoy hace tres años que falleció mi padre y aunque el tiempo pasa, la sensación de que fue ayer continúa bien presente en cada acto diario. Es algo que no sé si podré superar y más cuando lo vi morir. Hacía ya tres días que se iba, desde que perdió la consciencia y dejó de ser él, hasta convertirse en una máquina que simplemente respiraba mecánicamente, nos aferrábamos a él como deseando que volviese, pero la realidad estaba bien presente. Como cada una de esas noches, nos turnábamos para estar con él, tuvimos esa surte de acompañarlo hasta el final y como cada noche, comencé yo a su lado.

Recordaré ese momento porque se repite una y otra vez. Ese momento en que su respiración se volvió atípica y como en un momento el silencio se apoderó de la estancia. Ya no habían ruidos, no estaba su respirar, estaba a su lado y su último aliento aun sigue conmigo. El tiempo se detuvo en ese instante, impasible, escuché y escuché, pero su corazón dejó de impulsarle.

Fue entonces cuando me despedí de él, apenas unos segundos cuando él ya no estaba, me recompuse y desperté al resto de la familia que dormía en la habitación contigua.

Ese día es hoy, como lo será mañana y pasado. Así, en silencio, me despido de él.

Con un te quiero papá.


Publicado en 2011-11-28-09-00

Referencia: pivot/00296.php