El accidente
Hoy es un día tranquilo, los pies dirigen mi camino, conocen exactamente el recorrido, es rutinario y sin apenas distracciones. Las tiendas no han cambiado de ayer a hoy, la misma gente sentada en los bancos, somos habituales en esta calle. Conozco la métrica del semáforo y calculo con frialdad si hay que acelerar o parar, una neurona es la única que esta de guardia, el resto están disfrutando del paisaje. Llego en el instante adecuado, se pone verde justo en el momento que una moto ajena a la rutina cruza en el instante inadecuado.
Justo en ese segundo, algún dios caprichoso esta jugando con mi destino. Veo el momento congelado, desde fuera de mi cuerpo, la moto acelerando, intentando contradecir las leyes del tiempo, yo ajeno a su presencia, con conciencia de la costumbre, de lo ya reconocido, incapaz de comprender como mi vida esta en peligro terminal. Un dado decidirá mi destino y a cámara lenta me doy cuenta de lo que esta pasando. Veo la moto de reojo, mi reflejo en su casco, su sonido atronador rompe mi alma, que en mil pedazos esta apunto de no recuperarse nunca.
Recuerdo el momento donde mi vida se puso en juego, recuerdo cada uno de los pensamientos que cruzaron a toda velocidad y el sentimiento de perdida total. No había tiempo para mas y la vida se acababa sin apenas poder exprimirla, aun así mi cuerpo reaccionó, el instinto de supervivencia quebrantó la parálisis de un miedo provocado y un movimiento de apenas un parpadeo devolvió la luz a mi futuro.
Esta vez los dioses han tenido mala suerte, la moto ha rozado mi contenedor de vida, a escasos milímetros de mi integridad en un zumbido que nunca podre olvidar. La vida vuelve a ser mía, no estoy estirado en el suelo, no estoy sangrando, no tengo contusiones, estoy entero de una sola pieza, respirando aceleradamente, abro los ojos y sigo aquí, vivo."
Publicado en 2010-01-25-11-01
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