Un beso
Pruébalo, es bien sencillo, acerca los labios, lentamente a una proximidad vertiginosa, busca el silencio y séllalo suavemente con ese invento que llaman diabólicamente beso.
Seguramente existen miles de ellos, por decir una cifra, cada uno tendrá su nombre o su dedicatoria escrita, pero en este momento donde se transmite el diálogo sin palabras, puedes llamarlo sencillamente magia.
Y ahí está el momento álgido, donde sentimos que el corazón se acelera, donde encontramos respuesta en la mirada ajena, donde con sorpresa somos vulnerables y al mismo tiempo un libro abierto, donde reconocemos nuestra dependencia plena a unos labios que no son nuestros, a unas emociones que no controlamos, a un pensamiento que justo en este instante, por loco o por sincero sólo quiere un beso.
Sentir el calor de los labios, la suavidad de su textura, la calidez que transmite, vivir por un momento en cuerpo ajeno y morir de deseo por no querer salir nunca de ahí. Ser correspondido sin prejuicios, sin valores añadidos, con la naturalidad que resulta resignarse a cometer el delito de dejar un beso.
Abres los ojos y te das cuenta de lo que estas viviendo, sientes su respiración unida a la tuya, sientes su olor confundido con el propio, reconoces que al principio sólo era un dulce beso, pero en este momento, donde has conseguido crearlo sólo quieres repetirlo, buscando la complicidad en la otra mirada para encontrar el mismo deseo que reflejan en estos momentos tus delatores ojos."
Publicado en 2010-01-23-08-23
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