Quiero perder
Ya ha caído la noche, otra vez vuelven a llamar a mi mente esos pensamientos malditos, y se recrean hasta que pierdo la consciencia para sumirme en el mundo de los sueños. Esa es la única escapatoria, inconsciente, sin sentido. Sin destino de mente, sin nada que obligue ni alumbre el camino. Es la hora del éxtasis, cuando despejo todo lo que importa y se mezclan tan sólo imágenes y sonidos, que no acierto a diferenciar, sino es porque los sueños también están en contra mía. Es como si pretendieran decir algo. Como si supieran lo mucho que me importan estas emociones.
Quieren que ellas dirijan mi vida, pero me niego a ser un reo de lo que siento y por eso, cuando no soy el dueño se apoderan de lo que más quiero y se revolucionan. De ahí el nombre, revolución, porque pase lo que pase, siempre volverá a comenzar, una y otra vez. Y aunque lucho, se que voy a perder, mente contra mente, pensamiento contra razón, sentimiento contra negación.
Que malas armas tengo. Como cada mañana, recuerdo muy vaga la batalla, se que nadie a ganado y que todos hemos perdido, lo sé, porque estoy cansado y casi no he dormido. Ha sido una prórroga, un descanso temporal que deja paso a la acción del nuevo día, hasta la noche pues. Pero no es cierto, cuando no estoy concentrado vuelven los mismos pensamientos, desalojan a los viejos y se incorporan a la rutina para despistarme y confundirme tantas veces como no quiera responderlas. Y es por eso que abandono la batalla y fuerzo la paz momentánea, hasta el siguiente tiempo muerto, que espero tarde más en llegar. Pero nada más comenzar la nueva paz interior, acuden nuevas fuerzas enemigas que me infligen una indigna retirada.
Reconozco que soy débil, pero ¿Cómo es posible que mis propios pensamientos me provoquen la derrota cada vez que nos enfrentamos? ¿Está amañada la partida? O ¿es que siempre quiero perder?"
Publicado en 2009-11-25-09-09
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