El pozo
Y el pozo es hondo, profundo y muy, muy oscuro. Y caigo cada vez más aprisa, sin tiempo a reacción. Me estoy pudriendo por dentro. Me estoy muriendo poco a poco. Siento como la oscuridad me va comiendo las entrañas. Siento cada uno de sus mordiscos. Y no puedo hacer nada por detener la caída que cada vez es más veloz. Hace tiempo que deseo chocar contra el suelo, pero este no aparece y a estas alturas del viaje creo que no aparecerá. Tendré que estar cayendo durante toda la vida, no habrá rama a la cual agarrarme. No habrá repisa que me sostenga. Soy un peso muerto, que cae y cae, y que no choca con nada. Necesito reaccionar y encontrarme con el suelo para volver a levantarme y quién sabe, continuar cayendo al siguiente paso. Nunca supe lo tenebrosa que podía ser la oscuridad hasta que no viví en ella. Reconozco que no es placentero y supongo que será pasajero, pero ahora estoy aquí y me cuesta salir. No pido ayuda, sólo tiempo. El tiempo suficiente para encontrar mi suelo, para poder apoyarme y levantarme de nuevo.
Ahora que estoy solo, ahora que la oscuridad es mi madre, lloro. Y no entiendo el motivo. Las lágrimas resbalan mejilla abajo, y no caen conmigo al vacío, sino que se elevan y fluyen hasta llegar allí donde tropecé. Es extraño, estoy llorando y mis lágrimas no me acompañan, ya no me queda ni eso, sólo la oscuridad, la caída y el silencio. Y el silencio me mata, porque me obliga a pensar en lo sucedido, en lo que no comprendo. Y no quiero pensar en ello, quiero olvidarlo, girar página y salir de este pozo infinito.
No recuerdo porque tropecé, no se si me empujaron, lo último que recuerdo es que caía y caía, con un principio sin definir y un final que no alcanzo a ver.
Y grito, pero nadie responde, hace tiempo que descubrí que estaba solo. Que nadie me escuchaba, la altura es muy profunda para que llegue algún sonido. Y no quiero que sepan lo mucho que me duele.
Estoy temblando, tengo miedo y frío, mucho frío. Soy humano al fin y al cabo.
Publicado en 2009-11-24-09-09
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