Intento de Suicidio
Hoy no ha sido un día gris. Hoy no he sentido la tristeza en mi cuerpo. No he sentido dolor físico. Hoy mi mente ha estado tranquila y mi cuerpo relajada. Pero hoy he intentado suicidarme.
Si, así tal cuál se lee. Más cómico que dramático. Más psíquico que físico. Ha sido un suicidio provocado por la gula, por la avaricia, por la mayoría de los pecados capitales, un momento de fragilidad por el cuál seguramente me exculpareis. Acaso quién esté libre de culpa que tire la primera piedra.
Hoy es lunes, como cada lunes una de las cadenas de televisión privadas ofrece la serie de ficción CSI: Miami. No es una de mis favoritas, pero para sofocar la ardua espera de CSI: Las Vegas y sus nuevos capítulos, puede pasar. Justo recogía los restos del sándwich de mi cena, una cena al más puro estilo soltero: dos rebanadas de pan BiMBo, con mayonesa, queso y jamón dulce (York), acompañado por mi refresco favorito, una pepsi (GABY VUELVE!!!).
A dos minutos de empezar, sentía ese gusanillo en mi interior. Una ansia me carcomía por dentro. Necesitaba un postre, un postre que me acompañará en parte de la serie. Buscando en la alacena no he encontrado nada dulce y las semillas de girasol ya hicieron estragos la semana pasada. Pero he aquí que en toda búsqueda se hayan tesoros: mi tesoro. Una bolsa de palomitas con mantequilla, ahí escondida me llamaba, desde el fondo de la alacena.
Tiempo de cocción, dos minutos a novecientos Watts, perfessto!! El tiempo justo para saltar al sofá y ver la serie. Sólo había un pequeño detalle. Últimamente me da por leer lo que indican las bolsas de los productos y ahora que voy al gym mi curiosidad se centra en la tablita esa que indica la cantidad de calorías y grasas que conlleva la ingestión de cada cien gramos del producto. Afortunadamente en dicha bolsa de palomitas de cien gramos habían menos de quinientas calorías, exactamente cuatrocientas noventa y nueve calorías, que ha sido ingeridas a modo de sacrificio de los dios. Lo que la gula nos da hoy, nos lo quitará la bicicleta estática mañana y pasado mañana y el día pasado a pasado mañana: creo que estoy en número rojos.
Aún así no me he echado atrás: «p'alante campeón!» La cosa no acaba aquí, la bolsa de palomita con mantequilla tenía otro pequeño detalle. Detalle que ya había descubierto con anterioridad al de las calorías, pero aún así mi tacañería, mi carácter ahorrador o lo que alzo como estirpe catalana me han hecho olvidar la fecha de caducidad. No voy a tirar algo que he comprado con el sudor de mi frente. Las palomitas con mantequilla estaban caducadas, pero no con una caducidad de un par de días o semanas ( cuando un producto está caducado siempre nos engañamos con que las fechas de caducidad son una mera recomendación y que la vida del producto va más allá de lo que se indica en la bolsa) exactamente hoy hace un año dos meses y cinco días que las palomitas con mantequilla no son """"""""recomendables"""""""" para el consumo humano (y muy posiblemente animal). «P'alante campeón!! Tu si que vas a brillar en la oscuridad»
Suerte que tengo revistas en el cuarto de baño.
Publicado en 2004-10-04-23-25
Referencia: pivot/00024.php