O rei da plancha!!

Los quehaceres domésticos siempre son las rutinas más aburridas de la vida conyugal. En algunos casos, dichos placeres son aliviados por la presencia de un agente externo especializado para tales menesteres, eso no significa que a dicha persona le guste realizarlos, sino que para ella resulta un simple intercambio mercantil. Todos somos agentes especializados en tales menesteres.
En la infancia uno no tiene que sufrir tales tareas y es libre de jugar por doquier sin importar tiempo o espacio, luego con el tiempo ya te introducirán en dichos trabajos mediante el estúpido comentario: vamos a jugar a recoger tu cuarto. Con el tiempo el cuarto se traslada a la casa familiar y de repente te encuentras sacando el polvo de los armarios o barriendo el suelo. Sólo los hábiles en escaqueos, amagos y subterfugios se libran con escusas de los estudios y enfermedades ficticias.Cuando uno se independiza, es cuando decide hacerse cargo de todas esas tareas domésticas, si antes hacía pocas ahora las va a tener que hacer todas. Por eso, cuando se comparte piso (independientemente del estado civil de cada uno de los habitantes y la relación parentesca entre ellos) también se comparten tareas domésticas. Con el tiempo las negociaciones avanzan en el sentido del disfrute de cada tarea, es decir aquellas que te resultan más desagradables son las que realizan tu(s) compañer*(s). Luego existe una especialización de tareas, igual que en la vida real nos especializamos en el término profesional (otro día hablaremos de sexo).
Mis tareas en el hogar conyugal están claramente definidas y aposentadas en una larga relación. Luego la falta de práctica de las tareas de las cuales no disfruto (Gracias!) son las que tengo más olvidadas. No obstante, llega el momento en toda relación donde por motivos oscuros estos se separan momentáneamente y las tareas que el otro realizaba por ti, debes (o no) asumirlas. Con el día a día de la ausencia, uno va cubriendo las tareas habituales y para las cuales tiene el cuerpo programado, mientras que la mente va por otro campos. Peró cuando llega el tiempo de realizar las tareas que la otra personas gustosamente te aliviaba, es cuando el cuerpo va para otro lado y la mente intenta programarte. Dualidades de la vida.
Una de esas tareas que tan gustosamente observaba en mi santa esposa, era su perfecta sincronía e integración con la plancha, objeto totalmente necesario para mi correcta presencia física en mi vida laboral.
[OFF-TOPIC ON]
Resulta increible como la tecnología avanza y como hay ciertos artilugios o trastos que continúan en edades prehistóricas, la plancha es uno de ellos. Tengo un teléfono que hace fotos, un monitor plano, un reproductor de más de 20h música portátil que cabe en mi bolsillo y una plancha que sólo calienta y escupe vapor.
[OFF-TOPIC OFF]
Hoy he tenido que planchar. Hacía... AŃOS! que no planchaba y el reencuentro, aunque nostálgico no ha sido para repetirlo. Además era ineludible, ya que puedo presentarme el lunes en mi lugar de trabajo habitual a cuerpo descubierto o con mi flamante camiseta de "I do not work here!", pero claro, las represalias serían obvias. Así que no me ha tocado otro remedio. Algún avispado lector se le estará ocurriendo la genial idea de llamar a su progenitor femenino para que realice dicha tareas y que de muy buen grado dicho progenitor estaría gustosa a realizar por tal de ayudar (los de madres rebeldes no hace falta que ponga comentarios sobre el tema). Desgraciadamente, mi santa madre tiene el antebrazo escayolado y no puede realizar dicha tarea doméstica. Opción rechazada.
He planchado siete camisa, de cuello mao y de cuello completo, todas de manga corta, de algodón y de lino. Ningúna víctima, ni en las camisas ni en mi propio cuerpo. Tiempo total de la despreciable actividad: indeterminado, digamos que no ha sido breve. Si el sexo es como montar en bicicleta, nunca se olvida (guarros en que estaríais pensando!!), pues lo de planchar tres cuatros de lo mismo, sin placer eso si. Al final todas han acabado con alguna arruga de más, colgadas del armario, esperando su puesta y presentación en público.
Espero que el lunes no sea el hazmerreír de toda la oficina o de toda mi ciudad o de todo mi país... bueno, seguro que habrá algún que otro pringadillo por ahí que irá peor que yo.
Fotos no!
Publicado en 2004-10-02-22-21
Referencia: pivot/00022.php